Una de esas cosas que parece sacada de una alacena antigua. Esta taza metálica esmaltada tiene ese aire nostálgico que nos lleva directo a la cocina de la abuela, con sus bordes negros irregulares, su forma sencilla y ese acabado que no intenta disimular su imperfección. Y justamente ahí está su encanto. Es robusta, sin pretensiones y con una estética que habla por sí sola.
Taza metálica esmaltada para regalar con personalidad
Hecha de metal esmaltado, con capacidad de 350 ml, esta taza no solo es funcional, sino que tiene ese "algo" especial que la convierte en un detalle original para invitados. La puedes usar como base para pequeños kits personalizados: café en grano, bolsita de té, mini galletas caseras… incluso con una vela artesanal queda genial. Para bodas rurales, comuniones con aire vintage o cumpleaños con estética campestre, es una opción que se sale de lo típico.
Además, el diseño compacto (aproximadamente 7,6 cm de ancho y entre 8,7 y 9 cm de alto) la hace muy...
Una de esas cosas que parece sacada de una alacena antigua. Esta taza metálica esmaltada tiene ese aire nostálgico que nos lleva directo a la cocina de la abuela, con sus bordes negros irregulares, su forma sencilla y ese acabado que no intenta disimular su imperfección. Y justamente ahí está su encanto. Es robusta, sin pretensiones y con una estética que habla por sí sola.
Taza metálica esmaltada para regalar con personalidad
Hecha de metal esmaltado, con capacidad de 350 ml, esta taza no solo es funcional, sino que tiene ese "algo" especial que la convierte en un detalle original para invitados. La puedes usar como base para pequeños kits personalizados: café en grano, bolsita de té, mini galletas caseras… incluso con una vela artesanal queda genial. Para bodas rurales, comuniones con aire vintage o cumpleaños con estética campestre, es una opción que se sale de lo típico.
Además, el diseño compacto (aproximadamente 7,6 cm de ancho y entre 8,7 y 9 cm de alto) la hace muy manejable y fácil de presentar en mesas dulces o como parte de un pack de bienvenida. Tiene el equilibrio justo entre decoración y utilidad, lo que siempre se agradece en un regalo de evento.
Un guiño a lo auténtico
Hay algo especial en regalar una taza como esta. No solo es bonita, también habla de una forma de ver las cosas más pausada, más real. Cada imperfección en el esmaltado la hace única, como esos recuerdos que no se planifican pero se quedan para siempre. Es ese tipo de detalle que no grita, pero deja huella.
Perfecto y bien embalado